lunes, 17 de enero de 2011

La pared, la pasión y la mente.

La pasión es la mayor flaqueza del ser humano y es sin embargo, tan apetecible como una mera amistad o como el amor en sí. Es posible que la pasión, llegados a un punto pueda con la mente, y nuestros deseos nos cieguen.
Pero es entonces cuando todos debemos contar hasta diez. No se trata de reprimir un golpe contra la pared, sino de transformarlo en cualidades que te hagan diferente, para darte cuenta así, que aunque golpees la pared, sólo tú saldrás sufriendo, que tu puño quedará reducido a la mínima expresión, y que la pared quedará intacta y con más ganas de frenarte los pies.
¿Qué es preferible? ¿Golpear una pared o abrir en ella una grieta para poder escapar de su control? La respuesta está en la inteligencia. Es ahí donde los seres humanos nos diferenciamos. Lo propio del ser estúpido es ir a lo más fácil, es golpear una pared sin más instrumento que tus manos, realmente estúpido: la pared no va a tener más que el eco provocado por los golpes.
Lo propio del ser inteligente es lo que todos ansiamos para protegernos del dolor, y es la indiferencia. Porque somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones y los que decidimos golpear, ignorar, o mostrar indiferencia. No es lo mismo ser ignorante que indiferente. La clave de la indiferencia es que darse cuenta de que la pared existe: es un muro que te condiciona, que te está frenando y que te está cortando las alas.
 ¿Derribarlo? Por supuesto, pero con picardía. Observa que esa pared sea débil o más fuerte de lo que piensas. Comprueba si realmente está hueca, -porque las paredes huecas son las más obvias- ; mira si tiene fisuras, comprueba si entra o sale aire. Si ya te has dado cuenta de todo eso, ve rompiéndola trocito por trocito. Y cuando su estructura esté mermada y encerrarte ya no sea una opción, simplemente bastará un simple toque…
Y la pared caerá rendida a tus pies, y tú te encargarás de pisar tus escombros y ser libre.

Moraleja: me encanta dejarme llevar por las pasiones, pero en cuestiones que requieren inteligencia, no pienso usar solo mis manos para escapar.

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