jueves, 28 de febrero de 2013

La reinvención en forma de periodista


Luis Miguel Artabe
Si hay algo que muchos nos planteamos respecto al Periodismo, es el futuro de la profesión en cuanto a la percepción que todos conocemos. El periodismo convencional, el de toda la vida está en peligro de extinción, ¿por qué? Todo parece indicar que le está tomando el relevo un nuevo concepto: la reinvención de la profesión, que hoy en día está en manos de la red y de quién la sostiene, los ciudadanos. Y así, ahora, bajo la crisis de los medios impresos, una nueva definición del periodismo se alza ante nuestras pantallas, si bien es a través de 140 caracteres o  a través de destacados blogs que configuran hoy en día la seña del nuevo periodista. Es por eso que la profesión debe evolucionar casi un paso más que la tecnología, un paso que cada vez se vuelve más de gigante y más inalcanzable. Pero esto sólo parece afectarle a los grandes medios. Esos medios impresos que hasta entonces monopolizaban la información en España, están viendo su influencia mermar a favor de otras alternativas. Así se está consolidando el periodismo emprendedor como alternativa a esa idea convencional. Pero no se trata de vencer o dejarse vencer por la nueva tendencia, si no evolucionar con ella. Ante esta nueva manera de entender el periodismo y la comunicación, la figura del periodista se ve también modificada y, a veces en un grado más extremo, distorsionada. Esta oleada de informaciones simultaneas, actualizaciones constantes y comentarios inmediatos no siempre cumple con los planteamientos periodísticos adecuados, ni pasa por filtros rigurosos, como los que –se supone- imponen los medios de comunicación. Así, el buen periodista llega a confundirse con el aficionado y la verdad con el rumor. Es por eso por lo que el periodismo debe fortalecer su imagen a través de las ventajas que le ofrece esta nueva visión.  Así nos lo aclara Luis Miguel Artabe, periodista, profesor y psicólogo de masas. Con más de 45.000 seguidores en Twitter y bloggero, Artabe reflexiona sobre el nuevo concepto del periodismo, sin perder de vista su larga trayectoria, desde Antena 3, Diario 16 hasta la actualidad, siendo profesor de Historia y Lenguaje del Cine en la Universidad de Cantabria y profesor de español en Bruselas, donde reside actualmente. Desde allí nos comenta su experiencia personal:

¿Qué es el periodismo hoy en día para ti? ¿Qué cambios podrías señalarme en tu trayectoria laboral en cuanto al periodismo?       

Empecé en esto como todo el mundo escribiendo en mi habitación, inventándome la Constitución, contando películas. Más tarde, estudié en la Universidad Pontifica de Salamanca e hice prácticas en diferentes medios. Estuve, por ejemplo, en Antena 3 o en Diario16.
Sin embargo, tras algunas experiencias laborales, me di cuenta de que necesitaba más espacio que el que la información pura y dura podía ofrecerme. Soy una persona a la que le gusta dar su opinión de manera literaria y no sentirse encorsetado.
Más tarde, me encaminé hacia la Comunicación de Empresa y las relaciones de las corporaciones con los medios. Esta es la rama de nuestra profesión en la que tengo más experiencia laboral y hasta un Máster.
En la actualidad, combino colaboraciones para diferentes empresas con mi actividad en mi página de Facebook, en mi Twitter y en mi blog. En los tres casos tengo la gran suerte de ser completamente libre para opinar y para contar la actualidad de la manera que quiero.
                                                                    
¿Qué opinas del periodismo emprendedor? ¿Podrías citarme algún ejemplo que esté en tu día a día que merezca esta etiqueta -la de periodismo emprendedor-?

Se necesita mucha constancia pero es algo tangible. Te puedo contar la experiencia de Vía 52. Conozco a algunos de sus miembros y me parece un proyecto genial hecho con la rabia y el mimo de los que quieren darle un beso en la frente a la profesión y no violarla a la mínima. Vía 52 es una publicación online realizada por profesionales del periodismo y de la fotografía que se financia, principalmente, a través de “Crowdfunding”. Es la gente la que les apoya y permite que ellos realicen su profesión.

Periodista, profesor y psicólogo de masas. Así te describes en Twitter. ¿Cuál es tu aportación en cada uno de los aspectos?

Todas mis facetas tienen algo en común: mi desbordante imaginación, mi educación interdisciplinar y mi capacidad de análisis. Tengo una desbordante y loca imaginación que me permite enfocar de manera muy diferente lo que para casi todos se cuenta de la misma forma. Además, he intentado en mi vida tener una formación interdisciplinar lo que me permite abordar los diferentes temas sabiendo el ritmo de lectura que quiero tengan mis lectores, qué fotos son las mejores para acompañar mis informaciones y, si me lo permites, hasta la música que me gustaría que escuchen después de leerme.

Seguimos con Twitter. Todo el mundo está cómodo en esta comunidad. Es para muchos la herramienta del periodismo definitiva y el futuro de la profesión, ¿lo es también para ti? ¿Por qué?

No creo que sea una herramienta definitiva en cuanto al contenido se refiere. 140 caracteres son muy pocos para analizar o para contar cosas. Sin embargo, si queremos dar publicidad a lo que escribimos, colgar enlaces de nuestros vídeos, abrir la puerta de nuestro blog… uff… entonces sí que es la herramienta perfecta.
Cuando escribes tienes que tener la intención de llegar a la gente, ¿sabes? No escribes para otros periodistas ni para los políticos ni para los expertos en física cuántica (dependiendo de la publicación, claro). Cuando escribes, sobretodo en la red, lo haces para la gente y llegar a mucha gente es importante. Para eso Twitter es, sencillamente, genial.

Luis Miguel Artabe
Con 45.544 followers, podemos hablar ya de influencia en la red ¿Hasta qué punto esto es importante para un periodista y comunicador de masas? 

Antes era muy importante trabajar para un medio u otro. Por ti solo no eras nadie. No podías llegar a nadie. Afortunadamente, el mundo está cambiando. No sé cuál va a ser la importancia que van a tener los medios de comunicación, pero de lo que sí estoy seguro es que seguirá habiendo periodistas. Y estos periodistas deberán crearse su público; deberán mimarlo y deberán rodearse de gente dispuesta a escucharles, a valorarles.

Puede que esta pregunta te parezca un tópico, pero el verdadero periodista, ¿nace o se hace?

Indiscutiblemente, se nace. Y esto no quiere decir que nazcas ya con un bolígrafo, una libreta y un tarro de vaselina en la mano, no. Pero sí que debes de tener la necesidad de contar historias y de trasmitir lo que sucede a tu alrededor. Debes odiar y amar la no existencia de horarios, que tu trabajo es un servicio público igual de importante que el de un médico o el de un abogado, que te van a presionar tus jefes, tus conocidos, tus desconocidos, tu abuela… y que, sin aprender a amar eso… todo eso… ya puedes ser el hijo de tal o ser muy guapo… sin eso nunca te sentirás a gusto con lo que haces.

Esto me lleva a una duda que como estudiante, tengo que preguntar a un experto: Periodismo 2.0 ó ciudadano, ¿es un estigma para la profesión? ¿Es un agravante de la crisis que vive el  periodismo? O, por el contrario, ¿es un factor al que debemos sacar partido, ya que es el presente y el futuro? 

Los periodistas nos adaptamos o morimos y… esto es lo que hay. ¡Y cada vez más! Tenemos que aprender a surfear tsunamis o, por lo menos, a morir intentándolo.
Tenemos que hacer ver la importancia de nuestra labor, de nuestra forma de hacer las cosas, de la importancia de nuestra titulación. Claro, que para eso es imprescindible un periodismo serio, bien pagado e independiente; que sea capaz de representar todas las ideas ante la sociedad y que intente ser mínimamente objetivo, o por lo menos veraz. Para que la sociedad pueda ser realmente democrática nos necesita, necesita nuestra profesionalidad y eso, amiga mía, eso es difícil que lo consiga un ciudadano de la calle. Si no somos capaces de reivindicar nuestro espacio, no existiremos.

Y ya, para aclararme, ¿es positivo o negativo para el futuro de los estudiantes de Periodismo? Hablando más llanamente, ¿nos quitará el trabajo y la credibilidad? 

Bueno, es difícil que os quiten el trabajo a la nueva hornada de periodistas. No hay.

Eso suena muy alentador. Es cierto, no hay trabajo. Es prácticamente imposible que yo acabe trabajando en El País, ¿existe otra salida? ¿Podemos aprovechar la red para afianzar nuestra independencia y marca como periodistas? ¿Cómo podemos hacernos notar?

La gran ventaja de Internet es que no necesitas intermediario. Si lo que ofreces es bueno y te sabes mover un poco más pronto o más tarde tendrás gente que lo lea. Y de ahí a que te entre publicidad o te contrate algún medio hay un paso.
Hay gente que se asocia para sacar adelante pequeños proyectos y gente que lo intenta individualmente. Ahora mismo todo periodista o estudiante de periodismo debería tener un blog. Debería contar sus pequeñas o grandes historias. Y lo debería hacer en total libertad. Es la teoría, claro.
Menéame, Twitter, Facebook, Linkedin… existen muchas posibilidades de dar a conocer tus opiniones, tu visión de la realidad, tus pequeñas historias. Sólo hay que explorarlas, ponerle ilusión y disfrutar con lo que haces. Lo demás llegará por si solo… o no. Pero al menos lo habrás intentado y no estarás tumbado en el sofá compadeciéndote y diciendo qué mal va todo y qué mala suerte tengo.

Cambiando de tema, quiero preguntarte acerca del periodismo en España. Seguimos un modelo polarizado y con líneas editoriales claramente marcadas, al menos en los medios de prestigio. ¿Es bueno para la credibilidad del periodismo español con respecto a la sociedad? Se trata de una pregunta general, pero a grandes rasgos, me gustaría saber si es bueno eso de que el lector o espectador sepa exactamente qué medio va a consumir sólo con saber la marca del producto.

Claro que no. Es un horror. Pero no somos libres. No es una cuestión de periodistas. Es una cuestión de empresarios. Ellos quieren que los políticos de turno las favorezcan en otras empresas y utilizan los medios como método de presión, recaudación, recordatorio o lo que sea.

Los periodistas necesitan libertad y, ahora mismo (y desde siempre), en los medios tradicionales no existe. Has de seguir la línea editorial de tu empresa hasta la muerte. El público demanda o una cosa o la otra y no quiere la verdad. Sólo quiere que le refuercen sus ideas. La gente no quiere estar equivocada. Es todo muy lamentable.

Si piensas que este modelo es negativo para el periodismo español, ¿crees que existen alternativas? ¿Se están viendo cambios?

No. No las hay. Siento ser tan negativo, pero es lo que pienso. Necesitamos unos cambios tan grandes en este país en la educación, en la administración, en la legislación y en la responsabilidad social que no se pueden producir realmente en generaciones.
Las alternativas factibles pasan por un despertar de la sociedad y por un empleo pausado de la paciencia. Y los que nos  gobiernan, unos y otros, en fin…

Y para finalizar, me gustaría saber un poco de tu experiencia personal. Vives y trabajas en Bruselas, ¿cómo es tu vida laboral allí? ¿Hay mejores expectativas de futuro para los jóvenes periodistas? ¿Notas alguna diferencia con el modo de vivir la profesión en Bélgica con la de España?

Yo vengo de una ciudad pequeña como es Santander. Digamos que allí hay doble crisis: la normal y la de siempre. Por lo que cualquier parte del extranjero está laboralmente mejor que mi ciudad. En Bruselas, aunque no te lo creas, hay algo que había en el siglo pasado, algo que un primo de un hermano de un vecino me comentó una vez que le había pasado a su abuelo. En Bruselas hay entrevistas de trabajo.







¿Las últimas tiradas?


Pilar Piqueras y Raquel Martín



Paul  Starr abre las puertas de nuevo a la inquietante cuestión que hoy en día acosa al periodismo: ¿Es el principio del fin de la prensa escrita?
La prensa escrita lleva ocupando el día a día del ciudadano de a pie desde hace décadas. Ha conocido lo que es la competencia, el monopolio y ha tocado todos los temas que se podían tocar. Ha estado en lo más alto y en lo más bajo, se ha consolidado como un servicio necesario en la sociedad y a veces casi ha tocado fondo. Sin embargo, la prensa siempre ha sabido sobrevivir a la adversidad que este gremio tan efímero le ha producido. Siempre se escucha mucho eso de “renovarse o morir” y parece ser que esto siempre ha servido a la prensa como consigna a lo largo de su evolución. Desde los nuevos formatos de prensa hasta el surgimiento de nuevos medios de comunicación como la radio la televisión, y ahora internet. Este último puede que sea la causa definitiva de la desaparición a priori de este medio tan representativo del periodismo que es la prensa escrita. Pero como todo, tiene también otras causas.
Antes del estallido de esta crisis económica, la prensa empezaba ya a descender en picado en una crisis propia de la que aún es víctima. Los avances tecnológicos y el surgimiento de los nuevos medios audiovisuales han condicionado en demasía su situación en el mercado.  Los ingresos por publicidad disminuyen, los hábitos de compra diaria se cambian por consultas esporádicas por internet y la inmediatez y actualidad que ofrecen la radio o la televisión se convierten en duros competidores de la prensa escrita. Pero el principal enemigo del papel es la prensa “en línea”. La sociedad comienza a aparcar la información de los diarios para informarse sobre lo que acontece en el mundo a través de la red.
Pero esta aparente ventaja quizás no lo es tanto. El hecho de que cambiemos la información rigurosa y contrastada y el análisis e investigación que nos ofrece la prensa escrita por la información ubicada en foros, blogs o redes sociales, puede poner en peligro aquello que intentamos no consumir: desinformación. Ese extraño vicio de convertirse en periodista a través del rumor y de lo comentado puede llegar a convertirse en el sustituto del periódico diario, trabajado y contrastado. Esto pone de manifiesto el eterno debate ¿es internet la fuente definitiva para estar bien informados? Naturalmente no se niega la evidencia de que nos encontramos en una nueva era en el que los profesionales de la información utilizan internet como una de sus principales herramientas, pero no podemos dejarnos llevar tampoco por todo lo que se nos muestre en la web. Este hecho podría propiciar un paso atrás en lo que respecta a estar bien informados, algo que nos ofrece la prensa escrita.
Como ha querido dejar claro Paul Starr, la prensa siempre ha sido el heraldo de la información y del control de los gobiernos, aunque a veces no haya ejercido esa función correctamente.  Este género nos ofrece a diferencia de otros, profundidad, análisis, contraste e investigación, unas características que no pueden ofrecer otros géneros. Si bien es cierto que la radio y la televisión también nos proporcionan contraste y buenas fuentes, pero su inmediatez y su fugacidad constante siempre dejan a un lado la rigurosidad de análisis que ofrece la prensa. Estas características se pueden ver truncadas con el mal uso que hagamos de internet con respecto a la información.
Por otro lado, se plantean varias consecuencias con respecto a esta crisis de la prensa. Son muchos los diarios que se ven afectados por este declive de la prensa. Starr habla de EEUU, pero es un fenómeno que afecta a toda la prensa del mundo. La falta de ingresos supone la reducción de plantilla, lo que reduce la obtención y construcción de material informativo. Se suprimen las corresponsalías y algunos pasan sus tiradas de diarias a semanales. En definitiva, la calidad periodística de la prensa se está viendo mermada. Pero ¿es sólo una muestra de la futura extinción de la prensa en papel? Quizás no debamos ser tan dramáticos, es posible que no haya un final definitivo para los periódicos, puede que sólo se trate de reinventarse como siempre. Pero si existe un final, será causado paulatinamente por su férreo enemigo: internet. La red nos ofrece un sinfín de posibilidades informativas, pero podría suponer la desaparición de la prensa sobre la que soportamos realmente nuestro conocimiento sobre el mundo.
Esta crisis está afectando a muchos ámbitos. Empezando por los periódicos locales y regionales, que cuentan con la negativa de no tener muchos anunciantes, hasta los magnates de la prensa nacionales que poco a poco ve como bajan sus ingresos. Son estos gigantes los que se aplican el cuento al ampliar sus diarios al espacio web, poniendo en práctica procesos de convergencia para no quedar obsoletos.
Pero a pesar del poder de los gigantes escritos, ninguno es inmune a la crisis económica que vive el periodismo actualmente. Las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías están dejando en evidencia al caduco modelo industrial y de negocio que domina el sector. Los periódicos impresos se ven abocados progresivamente a la extinción. Desde medios como El País, se ha apostado por la convergencia como entendida como: “proceso multidimensional que facilitado por la implantación generalizada de las tecnologías digitales de la telecomunicación, afecta al ámbito tecnológico, empresarial, profesional y editorial de los medios de comunicación, propiciando una integración de herramientas, espacios, métodos de trabajo y lenguajes anteriormente disgregados, de forma que los periodistas elaboran contenidos que se distribuyen a través de múltiples plataformas” (Salaverría, Ramón y García Avilés, José: La convergencia tecnológica en los medios de comunicación: retos para el periodismo: 2008). El principal objetivo ha sido el de evitar la pérdida de puestos de trabajo.
Sin embargo, el problema está lejos de ser resuelto ya que desde 2008, Internet se ha consolidado como el único medio capaz de generar beneficios. Por ello, la pregunta que se hacen actualmente los directivos de estos periódicos es: ¿cómo seguir potenciando la versión online sin descuidar el tradicional producto impreso? Y si ni siquiera los ingresos en Internet, alivian la crisis del medio escrito, ¿cómo se puede asegurar su pervivencia? ¿Cómo sostener un negocio que se alimenta de unos ingresos publicitarios cada vez menores? Quien resuelva el enigma, habrá dado con la piedra filosofal para el futuro de la prensa.

miércoles, 27 de febrero de 2013

UNESA: un ejemplo de 'lobby' en España

Cristina Barba, Pilar Piqueras y Raquel Martín

UNESA es la Asociación Española de Industria Eléctrica. Está reconocida como uno de los grandes lobbys en España porque representa los intereses de varias empresas del sector, tratando de influir en las decisiones gubernamentales. Algunas de las empresas representadas son Endesa, Iberdrola, gasNatural fenosa, E.ON España y HC ENERGÍA. En definitiva, su función es impedir o forzar la aprobación de determinadas medidas favorables a su estrategia. Un ejemplo lo encontramos en las noticias que aparecen en la Sala de Prensa de su página web. Todas ellas están relacionadas con diversas peticiones al Gobierno: “Unesa pide al Gobierno que eleve un 30% los peajes de la luz” o “Unesa  urge al nuevo Gobierno del PP a reformar el sector energético”. También se promocionan en Twitter con algunos mensajes intencionados sobre la situación eléctrica. Aunque lo que más abunda son noticias favorables sobre sus inversiones y gestiones, como por ejemplo: “Las actividades eléctricas generan más de 200.000 empleos directos e indirectos en España”.

Además, la página web muestra el seguimiento de la regulación legislativa en Europa y España. En resumen, reúnen y procesan información sobre la actividad gubernamental y de otras instituciones.  En su versión online, también constan todas las actividades y promociones que organiza: conferencias, reuniones, entregas de premios, libros, etc. Es decir, divulgan información sobre la posición de la patronal. Aún así, no se especifica claramente la naturaleza y las funciones de UNESA ya que se centran en maquillar todas sus acciones, obviando lo negativo.

Por otra parte, no muestra total transparencia porque la financiación no está detallada claramente en la página web o es de difícil acceso. Ni siquiera aparece nada en el BOE. Aquí sólo se incluyen resoluciones sobre la formación del personal y la organización de estas empresas junto a decretos y recursos con respecto a la regulación de las leyes impuestas por el Gobierno. Es curioso comprobar cómo presumen de su accesibilidad y transparencia desde la versión online. El problema es que existen muchísimos documentos pero están poco estructurados.

martes, 26 de febrero de 2013

"Follow the Twitter"


Internet ha revolucionado el mundo de la comunicación tal y como lo conocemos hasta ahora. Las últimas generaciones hemos crecido con un cambio en el mundo de la interactividad y del concepto de comunicación. Todo el mundo habla de que los medios de comunicación convencionales han pasado a un segundo plano gracias al nacimiento de la blogosfera. Los usuarios mantienen su atención a los medios convencionales, pero cada vez son más los que asisten a la consulta de web o blogs donde encuentran cualquier opinión e información  sobre cualquier tema.
La existencia de la comunidad internauta y la blogosfera favorece la transparencia del poder ya que internet es fuente de opiniones sin censura (exceptuando Estados no democráticos). Internet se ha convertido en la representación de la opinión pública, por eso no es de extrañar que los gobiernos se hayan subido al carro de las nuevas tecnologías: renovarse o morir.
La configuración de las redes sociales  organiza hoy en día la esfera pública, ya que es la cuna de todas las opiniones y mensajes. Los usuarios cada vez utilizan más estos puntos de encuentro para lanzar mensajes directos y conocer cualquier tipo de información fragmentaria. Las redes sociales ofrecen al usuario la actualidad más inmediata y directa. Las nuevas generaciones tendemos a usar más estos medios debido a su inmediatez y también a que ofrecen un abanico de fuentes y una mayor transparencia que los otros medios.  Además la existencia de este tipo de redes ofrece la comodidad combinada con entretenimiento e información.
Obviamente este tipo de tendencia ha sido el vehículo idóneo para los diferentes sectores políticos, que se han apuntado al tanto renovándose a la hora  de elecciones. Los atentados del 11M fueron una prueba palpable de que internet empezaba a calar hondo en la sociedad. En años posteriores: 2007 y 2008, con las elecciones autonómicas y generales surge ya el impulso de las campañas electorales a través de internet y vídeos propagandísticos. Recientemente hemos comprobado en las últimas elecciones el aumento del uso de las redes sociales, de blogs y de páginas web por parte de los candidatos. Tanto Rubalcaba como Rajoy tienen ya sus perfiles en Twitter, como muchos otros políticos, donde hacen llegar a sus seguidores (más bien followers) su agenda diaria y sus opiniones sobre los asuntos que ocupan la agenda mediática.  Twitter ha sido probablemente, la red social más utilizada por los candidatos y por su aparato propagandístico, y ha resultado muy útil, ya que los textos de no más de 160 caracteres son apropiados para lanzar mensajes directos y concisos, justo lo que necesita un político.
Pero Twitter no se ha convertido en el instrumento idóneo para la política solamente. Millones de usuarios de internet tienen hoy en día una cuenta en Twitter. Tanto las generaciones más tempranas como los más veteranos se han apuntado a esta innovadora red social que no conoce límites de edad. Palabras como twittear, trend topic, follower o hashtag se han convertido en el pan nuestro de todos los twitteros que todos los días inician sesión en esta red. Tener un perfil en Twitter suele vincularse a un nivel de cultura general mínimo y es también una de las redes más usadas por todos los profesionales de la comunicación en el mundo. Twitter ofrece simultaneidad e inmediatez en un número limitado de caracteres y hace las funciones de biografía y cronología del usuario, pero también fomenta el debate y el conocimiento a través del uso de hashtag (colocación de la famosa almohadilla #).
Sin embargo, Twitter no deja de ser otra red social más, que igual que abre las puertas del usuario al mundo, también abre las puertas del mundo a la intimidad del usuario. Si bien es cierto que nosotros decidimos qué escribimos y cómo lo hacemos. Pero también acabamos siendo sin quererlo, esclavos de lo que escribimos y muchas veces eso puede hacer que nos signifiquemos en algunos sectores o estereotipos de la sociedad.
Un ejemplo práctico de cómo podemos convertirnos en esclavos es la parodia que la serie de dibujos Futurama, de Matt Groening hizo sobre el uso de Twitter y de el Iphone. El capítulo Attack of the Killer App, muestra cómo nos convertimos en esclavos de las modas, en este caso Twitter. Esta red social es la tendencia mundial en comunicación internauta y es inevitable que todo twittero se esfuerce por conseguir seguidores y hacerse un hueco en la comunidad twittera. Futurama desvela esta intención a través de una apuesta entre los personajes de Bender y Fry para conseguir más seguidores en Twitter. Todo bajo el marco del nuevo teléfono móvil conocido como EyePhone, de la marca Mum. La parodia comienza cuando la dueña de la marca Mum decide dominar el mundo a través de la aplicación Twitcher instalada en todos los EyePhone.
Como se entiende, la parodia roza el surrealismo, pero no deja de ser cierto que podemos llegar a convertirnos en verdaderos esclavos de las redes sociales y de la blogosfera si no hacemos un uso adecuado de estos. Twitter, al igual que el resto de las redes sociales, es un instrumento perfecto para la comunicación y obtención de información inmediata y simultánea, por eso es necesario conservar el verdadero principio (quizás el más ético) por el que somos usuarios de Twitter: la comunicación.

jueves, 21 de febrero de 2013

El pajarito que todo lo cuenta. Twitter como realidad periodística


Los de nuestra generación, cuando hablamos de redes sociales, lo hacemos con una peculiar jerarquización. Si hablamos de Tuenti o Facebook, entendemos un marco digital informal, espontáneo y desenfadado: el escenario idóneo para sustituir la vida social en la calle. Sin embargo, cuando hablamos de Twitter, la idea de seriedad invade nuestras mentes. Twitter no es la red social donde publicar lo que vas a comer –aunque todos pequemos de cierta ignorancia cuando twitteamos-. Es el futuro de todo aquel que se precie a conseguir algo en el gremio del periodismo. Todo proyecto, toda opinión y toda idea se difunde hoy en día por Twitter. Paradójicamente –aunque no tanto- la marca, la seña de identidad de Twitter es un pájaro. Esta red social responde con creces el clásico “me lo ha dicho un pajarito”. Twitter es hoy una de las redes –sino la que más- de difusión más influyente del mundo. Con cerca de 200 millones de usuarios repartidos del mundo, se ha consolidado esta red social como el nuevo instrumento de comunicación y periodismo en el mundo.

Desde luego ha tenido detractores y admiradores a la vez, y es que mientras algunos se animan y se suben al carro y twittean como si no hubiera mañana, otros discrepan y difieren sobre la calidad que Twitter ofrece para realizar buen periodismo. En una entrevista a Ramón Trecetrealizada por Javier Gómez y Fermín de la Calle, vemos a la versión más realista del periodismo hoy en día: Trecet, a sus 68 años es uno de los tantos partidarios de del pajarito que le dice todo al mundo. Según Trecet “un periodista vale hoy su número de followers”. Twitter se ha convertido en el aval que un periodista necesita para darse a conocer. Desde aquí se ha dado la vuelta a las convenciones y ahora es Twitter la red donde se conjugan actualidad, comunidad y rapidez.

Esta red es algo más que periodismo express. La promoción constante de cuentas que twittean con ingenio e ironía se han convertido también en el twett nuestro de cada día. Pero es importante establecer una distinción coherente en este caso. Twitter es hoy el mecanismo de influencia periodística más arraigado en el mundo. Los diarios impresos tienen también su cuenta y son los que copan las actualizaciones del mundillo digital y lo hacen a través de Twitter. Miles de periodistas y bloggeros que se dedican a esto de informar tienen también un perfil, una biografía y un número de followers que determinan su grado de influencia. La consigna ya no es tu calidad en la escritura, sino la cantidad de tus seguidores. Se cambian las tornas: prima la cantidad por encima de la calidad ¿Es esta premisa el verdadero futuro del periodismo? Ya lo dice Trecet: “Me llamo 31.000, que es lo que tengo hoy. Ya sé que es por la personalidad, por la imagen, pero yo, lo que valgo, hoy, es esa cifra que sale ahí a la derecha. Y cada columnista de un periódico, exactamente igual. Entonces, ¿Fulano? Es magnífico, escribe de bien… ¡Sí, pero le siguen 2.000!”
Esa es la realidad periodística de hoy en día: tu texto no valdrá si no tienes más de 100 cuentas que lo ha retwitteado. Y es la gran verdad: la era de los 140 caracteres ha llegado y la celeridad, que siempre ha sido la consigna del periodista, se ha multiplicado por diez.

¿Y cuánto afecta esto a nuestro proyecto? Partiendo de la base de que OtroPrincipios tiene sus pilares caracterizados por una red social, Twitter supone competencia. Pero no en tanto en lo que proponemos: OtrosPrincipios está caracterizado por ser un aval a futuros periodistas y literatos que no han tenido aún esa oportunidad de promoción ya que la cultura parece tener un aforo muy limitado. Visto así, parece que Twitter cumple esa función con creces, pero son demasiadas cuentas para seguir a la vez y echar un ojo a la obra de cada uno. Por eso queremos basarnos en la concreción de la producción de una obra que se encuentre únicamente en las categorías de Periodismo y Literatura, y siempre con filtros de calidad. Mientras que Twitter abarca un amplio abanico de cuentas, estilos y objetivos, OtrosPrincipios jugará un rol bastante concreto comomecenas cultural. Nos basamos en las consignas de concreción y calidad para publicar. En Twitter pública todo el mundo, y muchas de esas cuentas no tienen apenas valor periodístico. Dijeron un día “eres lo que twitteas”, en OtrosPrincipios queremos matizar esta frase: “eres lo que escribes”. Somos diferentes de Twitter, no tenemos límite de caracteres, apreciamos una obra de calidad y entendemos que como emprendedores, debemos tener unos filtros de calidad, algo que Twitter no tiene. No pretendemos compararnos, nos movemos en ligas diferentes y eso puede convertirse también en un punto a nuestro favor.

Si no puedes con tu enemigo, únete a él.
Creemos en Twitter como herramienta de difusión, por eso entendemos que la creación de una cuenta sobre OtrosPrincipios es vital para dar a conocernos. Porque para a dar a conocer talentos, tenemos que dar a conocer el nuestro. Admiramos la rápida comunicación en Twitter y vemos en esta red social no a un enemigo, sino a un aliado filtro de calidad a la hora de conocer y dar a conocer a los periodistas y literatos del mañana. La red es la comunidad donde se conoce y se comunica toda la realidad y los que somos o seremos historiadores del momento –también llamados periodistas-  debemos asumir este cambio y beneficiarnos de sus ventajas esquivando los inconvenientes.

Entendemos que Twitter influirá bastante en OtrosPrincipios y confiamos en que sea algo positivo. El pajarito que todo lo dice será la puerta abierta para que sea posible la interacción entre autores y nuestra red. Metafóricamente hablando, Twitter será un puente más de conexión, al igual que pretende serlo nuestra red social. Todo tendrá el mismo objetivo: la promoción de jóvenes autores. Twitter actuará como un filtro de calidad y OtrosPrincipios  como el impulso para que los jóvenes talentos consigan llegar algún día a toda la comunidad.

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Dónde está Rajoy?


Sobre el Debate del Estado de la Nación (julio de 2012)

La decisión de Mariano Rajoy de no convocar este año el debate sobre el estado de la nación ha despertado tensiones en los escaños del Parlamento. Aún no se saben los motivos que han llevado al Ejecutivo a no realizar este debate en la Cámara Baja. Sin embargo, parece que la no convocatoria de este proceso  –que apenas gozaba de protagonismo en la sociedad- ha aumentado aún más si cabe, el descontento de muchos sectores de la población; empezando por los miembros del Congreso que forman la oposición, y terminando por una ciudadanía cada vez más aquejada del malestar que supone la fiebre de la crisis. Esta decisión tomada por un gobierno que firma los recortes en nombre de una herencia transmitida y austeridad puede suponer dos aspectos. El primero confiere a la puesta en evidencia de la transparencia que caracterizaba al PP en la campaña electoral. El segundo aspecto ahonda más en el seno del Congreso, que hace ver que el Gobierno falta al respeto a los diputados, o así quieren dejar claro el PSOE y el resto de grupos parlamentarios de la Cámara Baja. Son estos los que han hecho la petición de que este proceso esté obligado a hacerse por ley, pues el debate sobre el estado de la nación no figura en la Constitución.  Pudiera decirse que el señor Rajoy no está obligado legítimamente a dar la cara frente al Parlamento, pero ¿y éticamente? Esta ausencia de respuestas al Congreso por parte del Gobierno hacen aún más evidentes todas esas afirmaciones que acusan a Rajoy de ser el eterno ausente. Pero interiorizando aún más, se pone en duda la utilidad del Congreso como órgano de control.

Como se ha dicho, el debate sobre el estado de la nación no es un proceso constitucional, ya que no figura en la carta magna. Pero sí es un elemento democratizador que resulta ser un instrumento de control al gobierno y un mecanismo bastante útil para sintetizar y hacer un balance de la política efectuada por el gobierno durante el primer año de legislatura. Desde que en 1983 Felipe González llevase a cabo el primero, se han convocado 22 sesiones de este tipo, llevándose a cabo de manera simultánea, a excepción de ocasiones en las que se habían convocado elecciones. Rajoy parece usar este hecho como excusa para hacer oídos sordos a la petición de los diputados de realizarlo.

El PP se presentó a las pasadas elecciones con las consignas de transparencia y verdad. Comenzó su andadura en el gobierno tomando las medidas más duras que España ha tenido, poniendo en peligro aún más, el Estado del Bienestar con políticas de recortes y austeridad. A pesar de los daños sufridos, los españoles se lo perdonamos, relativamente –no quedaba otro remedio- porque somos conscientes de que vivimos tiempos difíciles, además de que esta vez se nos estaban diciendo las cosas tal y como eran, a diferencia del gobierno anterior.

Sin embargo, la nueva postura tomada por el señor Rajoy de esquivar, de evitar dar la cara y de huir del Congreso, está aumentando -aún más- el descontento y el cabreo del pueblo. A nuestro Jefe de Gobierno no le conviene rechazar el debate sobre el estado de la nación, pues su escasa aparición en los medios en los ámbitos políticos está debilitando su imagen de presidente comprometido con la nación, que pierde en favor de una cara mucho más esquiva. Esta postura tomada por el señor Rajoy parece romper con la premisa de confianza puesta en marcha en la campaña electoral.  No debería sin embargo, huir de un proceso democrático como este, ya que, a pesar de ser un recordatorio más de la dura austeridad que vivimos, es también una manera consolidar esa promesa electoral de transparencia, que ahora parece no estar cumpliendo. En otras palabras, realizar este debate supondría para el Ejecutivo un mal menor en comparación con huir sin más del gigante económico con forma de crisis que tanto nos atormenta a todos. A pesar de todo, parece que el Gobierno prefiere que se le acuse de falta de transparencia al negarse realizar el debate.

Obviamente, en la práctica este diálogo sirve de poco, pero se trata de un proceso en el que se puede discutir qué ha hecho mal y qué ha hecho bien el gobierno vigente. Este tipo de mecanismo otorga al Congreso la legitimidad y la capacidad legislativa de la que es poseedor. Aún así, la confianza en el Congreso y en el Gobierno de este país ha decaído considerablemente, y razones no faltan, ya que se tiende a pensar más en el partido que en el ciudadano, y a su vez, los partidos enfocan sus políticas pensando más en el voto del pueblo que en el mismo pueblo. Por eso es evidente que el Congreso no puede dejar pasar la ocasión de debatir, y el Gobierno no debe desechar esta opción, pues así demuestra la pluralidad que caracteriza a la Democracia. Pero paradójicamente, parece que la pluralidad no está de moda en un Parlamento que se ha acostumbrado a las mayorías absolutas y a rutinas políticas que perjudican a las minorías. Aún así, el debate sobre el estado de la nación no debería ser un asunto en tareas pendientes, pues es una ocasión perfecta para aclarar la política que está llevando España. Quizás sea esta la cuestión por la que al señor Rajoy le cuesta dar la cara. Nuestro presidente está ignorando que ha empezado a cavar su propia tumba.

Ahora más que nunca, la democracia en España debe adquirir el carácter dialógico de la que es merecedora. Procesos como el debate del estado de la nación son mecanismos útiles para que en nuestro país se dejen a un lado los partidismos y se pongan en la mesa las ideas de consenso y debate. El Ejecutivo, que lleva utilizando el recurso de transparencia desde el inicio de la legislatura, no debe dejar caer en saco roto sus promesas de sinceridad. No debe pasar por alto un debate como este, pues entonces, estará pasando por alto a su vez a la Cámara Baja y a sus miembros. Si el discurso de la herencia transmitida ha quedado ya obsoleto, mucho más deplorable es la actitud escapista que está tomando Rajoy con respecto a dar respuestas. Si no realiza el debate, que para él es un mal menor, estará dejando cada vez más claro que es preferible cerrar los ojos y no mirar el muro, que mirarlo y derrumbarlo. La situación económica no es favorable para España y al Gobierno lo que más le conviene ahora es garantizarse credibilidad, algo que irá perdiendo si no convoca el debate.

Sería demasiado tremendista decir que nuestro presidente se esconde más que Wally. Esperemos no tener que preguntar nunca ¿Dónde está Rajoy?

jueves, 14 de febrero de 2013

Un euro, 166 de las futuras pesetas


(De mayo de 2012)

Hablando desde la ignorancia, puedo considerarme una de tantas personas que oyen día a día los conceptos tipo prima de riesgo, endeudamiento, déficit, etc. Como una de tantos, me cuesta asociar todos estos conceptos para aclarar la idea de crisis, pero igualmente, como una de tantos, fracaso en el intento de configurar un conocimiento del tema. No soy economista, soy ciudadana de a pie, con un pie en la facultad y otro en el INEM, y cuando pregunté a un experto, “¿Qué me cuentas de la crisis?”, él me contestó: “lee”. Y sí, leer es ahora mismo un foco de luz bastante esclarecedor. Leyendo las aportaciones de los compañeros puedo comprender por qué está España como está.
España no va bien, hace mucho que todos entendimos que no iba bien y aún así, nos empeñamos en hacer que vaya a peor. Todos tenemos ya la palabra crisis entre ceja y ceja y parece imposible sacarla con las pinzas de la austeridad.
La crisis económica empezó hace ya una década, tras los atentados del 11S. EE.UU. puso a los pies del mundo el acceso a créditos libres y tipos de interés bajos para uso y disfrute de las empresas para que a estas les fueran bien las cosas. España se apuntó un tanto y Aznar tuvo la brillante idea de fomentar la construcción a toda costa (nunca mejor dicho) en nuestro país. Todos los empresarios españoles se subieron al carro sostenido por ladrillos y empezaron a invertir en el suelo español. La cosa iba bien: la vivienda estaba por los suelos, y todos nosotros podíamos comprar un hogar. Pero este hogar era insostenible y el tiempo dio la razón a esta afirmación. El precio de la vivienda empezó a subir con el paso de los años debido a la excesiva demanda, y los españoles seguían cobrando el mismo sueldo que años anteriores (mucho menos en comparación con el precio del suelo), lo que supuso un desequilibrio en la economía del país. Fue el momento en el que los bancos y sus concesiones de créditos entraron en escena. Los requisitos para la concesión de créditos empezaron a suavizarse, lo que permitió a muchos obtener capital para subvencionar su casa, pero este castillo de naipes empezaba a tambalearse y pronto se derrumbaría. Al estallar la crisis en Norteamérica, la UE se echó a temblar, pues como bien se dice, si EE.UU. estornuda, Europa se resfría, y efectivamente, los europeos cogimos una gripe (y no precisamente la A) de la que aún tratamos de recuperarnos.
Pronto supimos la gran catástrofe: EE.UU. estaba en crisis. Tal como pronosticaba el economista Nouriel Roubini, fuimos de una crisis financiera a una de divisas, pasando por la económica y fiscal. El testimonio, recogido por Samuel Carcar en un artículo de opinión de El País, advierte de manera catastrofista la inminente caída de los mercados que resultó ser una arrolladora realidad.
Con la caída del Lehman Brothers se procedió un rescate histórico de la banca estadounidense de 700.000 millones de euros, lo que empezó a hacer temblar las bolsas europeas. Así, la crisis llegó también al continente europeo, dejando a los países del euro tiritando y con  la soga al cuello, pues la moneda común empezó a devaluarse y empezó a hacer quebrar las bolsas de los países más sesgados, propiciando el rescate de los más débiles como Portugal, Irlanda y Grecia –recientemente, el empeoramiento de la situación económica de este último está propiciando su inminente salida de la zona euro-.
Se hacen hipótesis y se intentan buscar explicaciones sobre por qué esta crisis sigue entre nosotros y por qué aún no ha desaparecido. Los expertos predecían que pasarían muchos años hasta vernos totalmente recuperados, pero la situación parece no mejorar. En un artículo publicado por Zsolt Darvas se baraja lo que éste ha llamadoLas 10 raíces de la crisis, intentado aproximarse a este por qué de las cosas e intentado proponer soluciones. Entre esas raíces, Darvas nos habla de falta de mecanismos para adaptarse al ajuste estructural (a excepción de Alemania), de pedir disciplinas únicamente a los Estados y no al sector privado -lo que propició un desequilibrio- y entre otras cosas, que estamos ante una crisis no sólo financiera o fiscal, sino de gobernanza. Y es que, tal vez, la solución se encuentre en este último factor: tal y como afirma Darvas, como comunidad de moneda única que somos deberíamos tener una relación de cooperación, no de dependencia. Darvas habla de que una posible solución, y es la creación de una federación bancaria, apostando por la centralización de la toma de decisiones, regulación y supervisión. Idealizando una unión entre Estados, se procedería a la creación de un eurobono que emitiese títulos comunes en vez de títulos soberanos. Sin embargo, y aunque parece fácil de conseguir, esta idea resulta ser una utopía a causa de la falta de unión entre nuestros queridos Estados miembros. Alemania, con Merkel a la cabeza y con la ayuda de Francia, -el temido matrimonio Merkozy- sale adelante haciendo que ahora todos los países miembros de la zona euro dependamos casi por entero de ella. Estando en una comunidad de moneda única, lo natural es que los Estados miembros nos ayudemos los unos a los otros, más que nada porque como uno caiga, caerán el resto (algo que ya está pasando).
Sin embargo, la naturalidad y la solidaridad no es algo atrayente para los gobiernos, y salvarse el pellejo es más rentable. Y hoy en día estamos asistiendo todos a una dictadura económica otorgada por los alemanes. Las decisiones ya no se toman en Bruselas: se cocinan en Berlín y se sirven en la sede de la UE.
 Ahora todos obedecemos y callamos, o eso parece que hace nuestro gobierno. Desde las altas esferas de la UE nos llegan unas medidas asfixiantes, pero que, por nuestro bien, debemos desempeñar. Se nos pide cumplir el objetivo de un déficit del 3% y parece que no conseguiremos bajar del 6,4%, todo esto habiendo sacado las tijeras. Está claro que los recortes en sanidad y educación o la subida del IVA son sólo un aperitivo de las penurias que los españoles tenemos que comer aún. Para más inri, las queridísimas agencias Moody´s o SP parecen dar el abrazo mortal, quitando a España confianza y credibilidad. Quizás Europa debería dejar a un lado los fatídicos pronósticos de agencias americanas para que no nos echemos a temblar cada vez que veamos si la prima de riesgo sube o baja.
Los Estados miembros se ahogan, los objetivos no se cumplen, nos encontramos en una espiral que parece no tener fin, y seguimos intentando que nadie tire de nuestra manta para no caer con el equipo, obviando que la dependencia no es el camino definitivo, y que si no comprendemos este concepto, acabaremos todos con el síndrome de la gata loca (Ángel Luis López, ddclm.com), nos seguirán haciendo daño y nosotros lo consentiremos.
Esta situación pone muy difícil la búsqueda de soluciones, de momento sólo vemos recortes y falta de cooperación, ¿Nos espera un desenlace como el de Grecia? ¿Está España al borde del rescate? ¿Acabaremos nosotros diciendo, “1 euro, 166 de las futuras pesetas”? Parecen preguntas apocalípticas, esperemos acabar respondiendo que NO.

martes, 12 de febrero de 2013

Tinta negra sobre el cielo

La vida es un trazo negro en un dibujo...pero sobre colores fríos y cálidos. Es un paseo al atardecer, con el sol cayéndose por sus costuras. Son las ramas de un árbol aferrándose al cielo con uñas y dientes. La vida es el crepúsculo de la misma vida. Es el atardecer confundiéndose con el anochecer. Es tu pensamiento en negro rodeado de un ambiente azul y amarillo.


La vida es eso que pasa mientras captas tu realidad paseando por Montjuic...