Hay
algo que muchos nos planteamos respecto al Periodismo, y es el futuro de la
profesión en cuanto a la percepción que todos conocemos. El periodismo
convencional, el de toda la vida está en peligro de extinción, ¿Por qué? Todo
parece indicar que le está tomando el relevo un nuevo concepto: la reinvención
de la profesión, que hoy en día está en manos de la red y de quién la sostiene,
los ciudadanos.
Si
hablamos del periodismo hoy en día encontramos una nueva versión que dista
bastante del viejo concepto. La figura del periodista, el de toda la vida está
sufriendo profundas modificaciones: desde los hábitos de redacción,
presupuestos, y accesibilidad, hasta llegar el extremo de confundir incluso, al
profesional de la información en sus funciones. Pues ya es un hecho que la
figura del periodista ha sido distorsionada, e incluso sustituida por blogueroso tuwitteros, los representantes de lo que hoy en día se conoce como Periodismo2.0 o ciudadano.
Esta
nueva vertiente ha surgido en los últimos años, fruto del “boom” de la era
digital en el ámbito de la información y comunicación, pero sobre todo en el
periodismo. La sociedad asiste hoy en día a un cambio global en el que la nueva
tecnología, el rápido acceso, la actualidad y la celeridad, son factores
determinantes, que se han potenciado, dando otra vuelta de tuerca a la
profesión periodística. Es un hecho más que evidente que el mundo cambia, pero
en el caso del periodismo, cambia el doble de rápido y cada vez con más tareas.
Y así, ahora, bajo la crisis de los medios impresos, una nueva definición del
periodismo se alza ante nuestras pantallas, si bien es a través de 140
caracteres o a través de destacados blogs que configuran hoy en día la seña del
nuevo periodista. Es por eso que la profesión debe evolucionar casi un paso más
que la tecnología, un paso que cada vez se vuelve más de gigante y más
inalcanzable. Pero esto sólo parece afectarle a los grandes medios. Esos medios
impresos que hasta entonces monopolizaban la información en España, están
viendo su influencia mermar a favor de otras alternativas. Así se está consolidando
el periodismo emprendedor como alternativa a esa idea convencional. Pero no se
trata de vencer o dejarse vencer por la nueva tendencia, si no evolucionar con
ella. Ante esta nueva manera de entender el periodismo y la comunicación, la
figura del periodista se ve también modificada y, a veces en un grado más
extremo, distorsionada. Esta oleada de informaciones simultaneas,
actualizaciones constantes y comentarios inmediatos no siempre cumple con los
planteamientos periodísticos adecuados, ni pasa por filtros rigurosos, como los
que –se supone- imponen los medios de comunicación. Así, el buen periodista
llega a confundirse con el aficionado y la verdad con el rumor. Es por eso por
lo que el periodismo debe fortalecer su imagen a través de las ventajas que le
ofrece esta nueva visión.
El ejemplo de esta nueva rutina, junto con un análisis de
la profesión actual, se recogen en el libro, El Periodista en la Encrucijada, coordinado por Mª Pilar
Diezhandino. Este proyecto, presentado el pasado
7 de marzo en el campus de Cuenca recoge un análisis riguroso sobre la
evolución y el presente del periodista de hoy, el profesional que vive una
crisis anterior a la económica, que debe modificar su rol como heraldo de la
información. Los problemas planteados en el día a día del periodismo son
generados paradójicamente por el fuerte desarrollo de la tecnología y la era
digital.
Muchos
periodistas ahora planteamos la manera adecuada de marcar la diferencia, en
buscar el valor añadido, que haga de nuestra labor un verdadero servicio que se
separe de la típica foto subida a Twitter, con un breve comentario. Ese valor
añadido puede que se encuentre en una pequeña regla de la doble “C”:
contextualizar y contrastar. Si la nueva tecnología, paradójicamente está
poniendo trabas al profesional de la información para ejercer su trabajo, a
través de ciudadanos anónimos que se dedican a titular una foto y convertirla
en noticia, es nuestro trabajo darle otra vuelta.
De
nada sirve que se suba una foto a una red social sin explicar cuándo ha
sucedido, ni cómo ni por qué, ni quienes han sido los protagonistas. Es por eso
que el verdadero periodista de hoy debe aprovechar la inmediatez de la red para
adelantarse al aficionado. Debe contextualizar el hecho y ofrecer información
veraz y real, alejarse de las especulaciones y del rumor para dar sentido real
a la profesión.
Se
teme mucho por la desaparición del periodista tal y como lo conocemos, pero
como en toda profesión, se deben afrontar los cambios y convertir las amenazas
en oportunidades. Debemos ejercer verdaderamente el papel de periodista fiel a
la realidad para no dejar la información en manos de aficionados. Es tarea
nuestra renovarnos para no morir.