viernes, 1 de marzo de 2013

El cerdo a través del espejo


Muchos de los que habitamos este planeta creemos estar al corriente de la actualidad más inmediata y más profunda que los medios de comunicación día a día nos hacen tragar con la cuchara de la información. Pero cada vez somos más los que creemos que esa cuchara adquiere momentáneamente los matices de la desinformación.
Eso es lo que Black Mirror ha intentado mostrarnos en su primer capítulo, The National Anthem. Ningún individuo que se preste a reflexionar sobre la influencia de la opinión pública en los personajes de gran nivel mediático, puede negarse ante el hecho de que la visión que Black Mirror nos ofrece es cierta, peligrosa e impactante.
No es preciso hacer un resumen, pero quizás sea necesario esclarecer que esta serie pretende abrir los ojos al espectador respecto a la sociedad que le rodea. Mírenlo bien, ¿Hasta dónde creen que puede llegar un personaje público por mantener su popularidad? ¿Practicarían sexo con un cerdo por salvar un prestigio incierto, manchando su imagen actual?

En la serie, Michel Callow, Primer Ministro británico es despertado de madrugada ante un suceso surrealista. El secuestro de un ídolo de masas nacional, como es la Princesa Susannah, ha puesto patas arriba la situación en el gobierno, ya que la única petición del secuestrador es la absurda y a la vez morbosa escena en directo del primer ministro practicando sexo con un cerdo. A cualquier persona este planteamiento no supondría más que una broma pesada y de mal gusto. Pero cuando empieza a convertirse en un problema serio y de vida o muerte, resulta ser un plan de lo más escabroso y temerario. ¿Qué vale más, la vida de una joven famosa y querida por la nación, o el prestigio y el poder concedidos por ser Primer Ministro? Esta pregunta es la que nos hace plantearnos la cantidad de poder que otorgamos a los gigantes que dominan nuestros gobiernos y a sus sicarios de cara a la sociedad, que son los medios de comunicación.

No pretendo ser crítica, pues es en el vídeo se hace un pequeño guiño a las TICs, dejándonos claro que lo que los gobiernos pretendan censurarnos, nos lo darán las Twitter, Facebook o Youtube. ¿Pero qué pasa con los medios tradicionales? ¿Es decente que ante un asunto de la tal notoriedad, los informativos se vean incapacitados a informar por las trabas impuestas por unos gobiernos interesados? Yo creo que esta serie nos muestra principalmente eso: la influencia que tienen los personajes y las instituciones públicos sobre la sociedad y, por otro lado, el poder de los medios para catalizar esa influencia y transmitírnosla al pueblo llano.

Los medios son una peligrosa y también necesaria mediación entre sociedad y política. La relación de reciprocidad que existe entre estos tres grupos (gobiernos- medios- sociedad) lleva alimentando nuestro día a día desde tiempos inmemoriales hasta que, llegados a puntos tan extremos como el que nos muestraBlack Mirror, tomamos conciencia de la responsabilidad que tenemos los unos con los otros.

Nos da que pensar, nos hace reflexionar; y eso es algo positivo, teniendo en cuenta la actualidad de hoy en día. Desconfiamos de quien nos gobierna y empezamos dudar de lo que los medios oficiales nos cuentan. ¿Ha llegado el momento de que los ciudadanos tomemos la palabra? Los movimientos sociales apuntan que sí, y de hecho, la sociedad ha comenzado una revolución mediática a través de las redes sociales para poner en marcha una visión de contrapoder que está llegando a las mentes de todos los ciudadanos.

Pero es necesario hacer un apunte ¿de verdad que nos hemos despertado? Porque como todos, nos dejamos llevar por el sensacionalismo, por el morbo. Eso también nos planteaBlack Mirror: la masa curiosa dispuesta a prestar atención a una escena en la que un presidente aparece practicando la zoofilia en público y en contra de su voluntad. Es evidente que es un hecho surrealista y absurdo, pero también novedoso e inusual. Nos centramos en el hecho y no nos fijamos en la idea: la provocación de las entidades públicas. La morbosidad es una característica humana que, pese a quien pese, está entre nuestros sentidos. Pero es sólo una idea superficial. ¿Cuántos de los que veían esa escena se pararon a pensar en lo que pretendía el secuestrador con esa exigencia? En realidad, todos se preguntaron si el personaje en cuestión acabaría haciéndolo o no, igual que los telespectadores de la serie. Ahora nos toca a nosotros pensar qué tiene más peso: si el morbo o la provocación.

Respecto a la influencia de la red sobre la sociedad, Black Mirror hace una reflexión bastante interesante. Cuando los consejeros del Primer Ministro se enteran del vídeo del secuestro de la Princesa Susannah, intentan censurarlo en la red y en los medios, ya que su contenido es dañino para la imagen del Primer Ministro. El resultado es negativo, ya que a las pocas horas de ser publicado en Youtube, cincuenta mil personas habían visto el vídeo. Igualmente el resultado es negativo con los medios tradicionales, ya que acaban publicándolo, aunque más tarde. Es fascinante la rápida difusión que tienen acontecimientos tan notorios hoy en día, como lo es la masiva acogida que tienen al momento. Gracias a las redes sociales, el Primer Ministro pudo conocer cómo su popularidad pasaba de tener un alto nivel a pender de un hilo.
La popularidad de un personaje público hoy en día está en manos de las redes sociales, de lo que muestran día a día ciudadanos anónimos y no tan anónimos. Quizás esta sea una nueva manera de entender un nuevo concepto de transparencia mediática

Black Mirror nos despierta de la anestesia de los gobiernos y nos hace palpar la realidad a través de nuestra percepción. Ayuda a entender los límites extremos de la provocación y del morbo con respecto a las instituciones públicas, a los medios y a la sociedad. Los medios son el espejo que nos desvela ese trozo de realidad que los gigantes deciden enseñarnos, pero ¿qué pasaría si alguien extorsiona a esos gigantes para mostrarnos el lado más escabroso de la mente humana, como por ejemplo, un cerdo? Decidan ustedes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario